Domotizar o no domotizar… esa es la cuestión.
EFICIENCIA ENERGÉTICA:
En materia de ahorro energético, disponemos de multitud de opciones; nunca nos volveremos a dejar una luz encendida, ya que el sistema se encargará de apagar o recordar que la apagemos, según convenga.
Ahorraremos en iluminación desde el minuto 1, ya que nuestras lámparas no volverán a trabajar al 100%, trabajaran al 80 o 85%, para el ojo humano casi es imperceptible la atenuación y nos ahorramos directamente un 10-15%.
Si disponemos de persianas o estores, estos, de modo inteligente, se bajaran o subiran en modo automático según las necesidades; en invierno aprovecharemos la luz solar para calentar y apoyar al sistema de clima todo lo posible, y en verano, al bajarse, evitaremos la incidencia solar y ayudaremos al sistema de refrigeración… y a nuestro bolsillo !!
COMUNICACIÓN:
Nuestro sistema de control o domótica, nos permite comunicanos con diferentes elementos de la instalación también de forma remota.
Aplicaciones muy comunes son la visualización de las cámaras de vigilancia, estas se activarán solo cuando exista movimiento delante de donde estén colocadas y comenzarán a grabar lo que esté sucediendo. Nosotros, desde cualquier parte del mundo, podremos acceder directamente a visulizar online cualquier cámara conectada, o podremos acceder a las grabaciones guardadas previamente.
Por medio de una llamada telefónica, o un movimiento de dedo en tu smartphone preferido, podemos indicar a nuestro sistema de climatización que se ponga en funcionamiento, o que cambie de su modo actual (modo ahorro) a el modo confort, ya que llegaremos muy cansados esta noche, y nos apetece que la casa este a una temperatura adecuada.
Estamos fuera de casa o de nuestro negocio, llaman a la puerta… ¿un buen amigo? ¿un potencial cliente? no hay problema, ya que nuestro sistema de video portero o control de accesos nos comunicará la llamada del portero automático directamente a nuestro teléfono móvil.
Además, nos dará la posibilidad de invitarle a entrar, abriendole la puerta desde donde estemos, y encender las luces para indicarle donde está la sala de espera o nuestro salón hasta que lleguemos y podamos atenderle personalmente.